Un año de pandemia de COVID-19 desde la perspectiva de Medicina del Trabajo

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Tras sobrepasar un año desde que se inició la pandemia de COVID-19 podemos revisar qué ha hecho nuestra especialidad en beneficio de la salud de los trabajadores y de la sociedad en general, qué se esperaba de ella y qué queda aún por hacer.

Algunas especialidades médicas se han enfrentado a la pandemia de manera mucho más relevante que otras. Una de las que más lo ha hecho ha sido la Medicina del Trabajo, que ha tomado la iniciativa en el ámbito científico y profesional, liderando junto a algunas otras especialidades la respuesta a la pandemia.

Esto ha ocurrido con especialistas en Medicina del Trabajo que desarrollan su ejercicio profesional en el ámbito sanitario público y privado, y que se han enfrentado a la pandemia atendiendo a trabajadores que eran casos sospechosos, casos probables o casos confirmados de la enfermedad.

También ha ocurrido lo mismo con especialistas en Medicina del Trabajo que desde los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales propios y ajenos han trabajado en el diagnóstico precoz de casos, haciendo pruebas de diagnóstico de infección activa, atendiendo a sus trabajadores, en la identificación de contactos estrechos y en su aislamiento para lograr algo tan fundamental en el control de la infección como es cortar las cadenas de transmisión. En definitiva, han logrado convertir los centros de trabajo en lugares seguros ante la infección por el SARS-CoV-2.

También ha ocurrido en el ámbito de los servicios de inspección de los servicios sanitarios de las CCAA, que han desarrollado el control y evaluación de la incapacidad temporal de casos y de contactos estrechos de la enfermedad y que, en algunas CCAA han liderado el control sanitario de las residencias de personas mayores y de personas con discapacidad, ocupándose tanto de los residentes como de los trabajadores que los atienden.

Y, además las sociedades científicas de la especialidad han jugado un destacado papel, y en particular la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT) que ha logrado aglutinar a la inmensa mayoría de los especialistas en Medicina del Trabajo de España, y que es una referencia profesional y científica para los residentes de la especialidad. Así, han colaborado de forma activa y proactiva con el Ministerio de Sanidad cuando se le ha requerido para ello, y han trabajado con sus asociados generando conocimiento propio de la especialidad y lo han transmitido a sus asociados, que han encontrado en la Asociación el mejor y más fiable canal para mantenerse actualizados. La AEEMT ha conseguido evitar el aislamiento profesional y científico de los especialistas en Medicina del Trabajo, aislamiento propiciado por la pandemia y sus restricciones. Gracias a la magnífica gestión de las nuevas tecnologías como las videoconferencias y las redes sociales la AEEMT ha hecho que sus asociados y todos los especialistas en Medicina del Trabajo hayan estado más unidos que nunca, y que hayan debatido más que nunca a pesar del entorno de incertidumbre que hemos vivido y que seguimos viviendo.

Por todo lo anterior, creo que la especialidad de Medicina del Trabajo ha sido capaz de dar mucho más de lo que podía esperarse si toda esta situación de la pandemia de COVID-19 se hubiera dado en un escenario previsto y planificado. Los especialistas en Medicina del Trabajo han puesto de manifiesto, con su dedicación profesional, que la formación clínica y preventiva de nuestro programa de formación de la especialidad es útil para dar a los pacientes, a los trabajadores y al conjunto de la sociedad la dimensión exacta de lo que se precisa para enfrentar esta pandemia: prevención y asistencia sanitaria.

En la colaboración con la autoridad sanitaria se ha desarrollado una intensa labor en el nivel estatal por parte de las sociedades científicas, pero no tanto con las Comunidades y Ciudades Autónomas (CCAA), que son las que ejercen la autoridad sanitaria en su ámbito territorial. Desde nuestra especialidad, y bajo el auspicio institucional de la AEEMT, deberíamos, en mi opinión, crear mecanismos flexibles de colaboración para adaptarse a las diferentes necesidades de las distintas CCAA y generar sinergias que mejoren la salud de la población laboral en su conjunto, pero siempre basado en programas de salud y actuaciones que no generen desigualdades en la salud de los trabajadores.

Aunque quedan muchas cosas por hacer en relación con la pandemia, me quiero centrar en una de ellas, en la realización de estudios epidemiológicos que permitan identificar los trabajadores que han tenido las tasas más altas de morbilidad y mortalidad.

Se está generando en el ámbito científico un vivo debate sobre qué puestos de trabajo tienen los riesgos más altos de contraer la enfermedad y de morir. En primer lugar, aparecen los profesionales sanitarios y sociosanitarios, y los trabajadores que tienen un número de contactos muy elevado con el público o con proximidad física sin poder mantener la distancia de seguridad. Parece necesario fomentar los estudios de morbimortalidad desde la perspectiva de Medicina del Trabajo, demostrando los riesgos existentes controlando los sesgos que ocasionan tanto el desigual acceso de los trabajadores a pruebas de diagnóstico de infección activa como el acceso a equipos de protección individual. Se necesitan estudios de epidemiología analítica, no solo estudios descriptivos, que nos permitan conocer de una manera real el riesgo de exposición en los diferentes trabajos, y aquellos puestos de trabajo con una percepción más baja del riesgo y, por tanto, de la necesidad de protegerse frente a la infección, de este modo localizaremos a los grupos de trabajadores más expuestos y más vulnerables a la infección.

No ha terminado la pandemia y los especialistas en Medicina del Trabajo siguen enfrentándose al enorme reto de conseguir un mundo mejor, especialmente en el mundo del trabajo. Ilusión, y preparación profesional ya han demostrado que no les falta.

Juan Luis Cabanillas Moruno

Director General de Salud Pública y Consumo. Ciudad Autónoma de Melilla.

Vocal de la Junta Directiva de la AEEMT