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Los profundos cambios socioeconómicos de nuestra sociedad que
estamos viviendo en los últimos años han suscitado nuevas
necesidades en la actividad profesional del médico. Así se han
identificado grandes retos como nuevos riesgos relacionados con
enfermedades infecciosas transmisibles, medioambientales o los
cambios demográficos como el envejecimiento poblacional(1). Los
profesionales médicos debemos estar formados y preparados para estas
circunstancias, incluyendo la atención médica de enfermedades
crónicas y discapacidades, la promoción de la salud y la prevención
de las enfermedades. Se concede una mayor relevancia a tener en
cuenta los contextos específicos del paciente(1), como la familia,
la comunidad o su lugar de trabajo, lo que supone una oportunidad
para nuestra especialidad médica.
La práctica clínica del médico está cambiando en cierta medida, lo
que lleva aparejado cambios en su formación tanto en el grado de
Medicina como en el postgrado. En los últimos años se está
planteando la formación del médico en base a competencias. ¿Qué es
competencia en el ámbito sanitario? Se puede definir como la aptitud
del profesional sanitario para integrar y aplicar los conocimientos,
habilidades, y actitudes asociados a las buenas prácticas de su
profesión para resolver las situaciones que se le plantean (hacer),
siendo necesario: saber, saber hacer, saber ser, querer hacer y
poder hacer. Distintas organizaciones han propuesto competencias
básicas comunes para los especialistas médicos. A nivel
internacional el Instituto Internacional para la Educación Médica de
New York(2) identifica estos grupos o dominios de competencias: 1)
valores profesionales, actitudes comportamientos y ética, 2)
habilidades de comunicación, 3) fundamentos científicos de la
Medicina, 4) habilidades clínicas, 5) Salud Pública, Sistemas de
Salud, 6) manejo de la información, y 7) análisis crítico,
autoaprendizaje e investigación. Estas competencias genéricas han
sido adoptadas en el marco del programa español(3) por la Agencia
Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA).
La formación en competencias relacionadas con la Medicina del
Trabajo en el grado de Medicina ha sido recomendada por organismos
internacionales y nacionales(4), lo que también es conveniente
considerar en su formación de postgrado. Se pueden identificar siete
grupos de competencias más importantes(5): 1) enfermedades
profesionales, accidentes de trabajo y enfermedades relacionadas con
el trabajo: clínica y tratamiento de estas enfermedades, 2) marco
normativo de salud y trabajo, 3) aptitud laboral e incapacidades, 4)
riesgos laborales: identificación, evaluación y control, 5)
promoción de la salud en el lugar de trabajo, 6) vigilancia
epidemiológica en el lugar de trabajo, y 7) planificación y
evaluación de programas salud en el lugar de trabajo.
Todo ello encaminado a desarrollar nuestra actividad profesional
como resume la definición propuesta por la Organización Mundial de
la Salud sobre la Medicina del Trabajo como “la especialidad médica
que, actuando aislada o comunitariamente, estudia los medios
preventivos para conseguir el más alto grado posible de bienestar
físico, psíquico y social de los trabajadores, en relación con la
capacidad de estos, con las características y riesgos de su trabajo,
el ambiente laboral y la influencia de este en su entorno; así como
promueve los medios para el diagnóstico, tratamiento, adaptación,
rehabilitación y calificación de la patología producida o
condicionada por el trabajo”. Y teniendo muy en cuenta el contexto
específico en el que nos movemos que es el lugar de trabajo y la
sociedad actual del siglo XXI, con sus cambios, retos y
oportunidades.
Mª Teresa del Campo
Directora de la Revista de
la Asociación Española de Especialistas
en Medicina del Trabajo
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